lunes, 21 de junio de 2010

CAMBIAR CON SUAVIDAD

Cambiar a un estilo de vida y una dieta más natural no debería representar ningún grave conflicto.
A veces enfocamos el cambio con demasiada ambición y nos esforzamos sobremanera para evitar los alimentos a los que estamos acostumbrados previamente.
Si apuramos demasiado sin una comprensión y reflexión cuidadosa cometeremos errores y posiblemente sacaremos la conclusión de que “no podemos” o de que este estilo “no es el nuestro” o de que “no va bien“… Volveremos a los hábitos de antes o seguiremos buscando otros métodos sin comprender ninguno.

El método de la satisfacción y los resultados instantáneos forma parte de la mentalidad del mercado de consumo y podemos enfocar la macrobiótica de esta manera o de cualquier otra, equivocadamente.
La paciencia y la autorreflexión es la primera práctica.
Enfocar acertadamente el ritmo y el modo de cambiar nuestros hábitos es todo un trabajo preliminar.
No existe un ritmo de cambio igual para nadie, pero sí que hay unas pautas para acercarnos a nuestro propio ritmo.

Si tenemos graves dificultades de salud, es probable que haya que actuar de modo estricto un tiempo hasta mejorar la situación y si estamos en relativa buena forma habrá que tener claro la dirección hacia donde nos conviene dirigir el cultivo de nuestros hábitos y desarrollarlos más tranquilamente, equilibrando lo mental y lo físico.
Casi todas las instrucciones que damos en los boletines están enfocadas para situaciones de emergencia media.

En general, para empezar, hemos de aprender a apreciar el valor de los alimentos cultivados y elaborados de modo natural, sin refinar, sin química, etc. y observar el ritmo que nuestro cuerpo nos va marcando.
También hemos de ir aprendiendo a identificar la relación del dolor con nuestra manera de comer y estilo de vida y apreciar los métodos naturales de aliviar el dolor y de equilibrar desequilibrios: Masaje, compresas, ejercicios físicos, relajación, específicos naturales, etc., en vez de calmantes, drogas y medicamentos químicos para hacer desaparecer los síntomas a toda prisa y a cualquier precio de nuestra futura salud.

Hay una gama de productos tradicionales y naturales para sustituir suavemente a los extremos( Azúcar, carnes rojas, aditivos químicos, café, etc.), como (melazas de cereales, pescado y proteínas vegetales, tes no excitantes, verduras y otros productos cultivados y elaborados sin química, etc.).
Por otro lado, si tenemos antojo fuerte de alguno de esos alimentos “extremos”, no pasa nada ni hemos de sentirnos culpables por ello y es mejor, generalmente, que nos los comamos de vez en cuando que reprimirnos, a no ser que nuestra salud nos impida tomarnos esos lujos …
Otro asunto es cuando experimentamos circunstancias de enfermedad u otras dificultades. En esa circunstancias no nos podemos permitir lujos. El lujo será la disminución del dolor e incomodidad lo antes posible.

Es preciso comprender que el cáncer, las depresiones, la artritis y otras manifestaciones de enfermedad llevan varios años de desarrollo de unos hábitos dietéticos y de vida que los han causado.
Cuando eliminamos excesos tóxicos, podemos experimentar antojos de eso que se está eliminando o de otros productos que equilibren en nuestra sangre lo que se está eliminando.

Recuperar el normal funcionamiento de los intestinos, los riñones, los pulmones, el hígado, etc. y un sano juicio humano, puede llevar, en nuestro propio y exclusivo caso, desde días hasta meses, e incluso años, de una práctica cuidadosa, en vez de apurar el proceso de cura artificialmente y sin haber comprendido las causas.

Si insistimos en la complementariedad de la dieta, con el estudio, la autorreflexión, la meditación, la práctica de la cocina, masaje, escritura, apoyo entre practicantes y otras prácticas, es seguro que la macrobiótica transformará y desarrollará nuestro potencial humano, en vez de desarrollarnos con la mentalidad de un mero consumo mecánico de comida supuestamente milagrosa, como el que toma unas pastillas.

No se puede cambiar sin haber escuchado o leído antes esa posibilidad y reflexionado con cuidado, por lo que la comida mental es previa a la física.

Lo que parece severo en caso de necesitar una disciplina más estricta, se convierte en sumamente placentero, una vez superada la ansiedad por los hábitos a abandonar, con el poder de la autorreflexión y de técnicas de relajación en algunos casos.

Para poder reflexionar y superar esa ansiedad puede ser necesario, en algunos casos, el alejamiento temporal del ambiente social y familiar, a no ser que tengamos una pareja o una familia comprensiva que también reflexionen y cambien cuando sea necesario.
La familia y las compañías son determinantes a la hora de poder desarrollar una disciplina u otra.
Todos tienen muy buena intención y desean ayudar, pero ese ayudar irreflexivo puede significar mayores complicaciones.
En cualquier caso, si somos una persona adulta, nosotros elegimos lo que hacer una vez informados.
La macro no garantiza ninguna curación o felicidad fácil.
Si hemos estado muchos años trabajando inconscientemente en el cultivo de nuestro cáncer... por no saber más..., nos tocará saber más, más vías o enfoques, además del predominante, a la hora de tratar una dificultad.. Nos haremos más sabios.

Lo importante es comenzar a cambiar en la dirección correcta.
Un pequeño cambio crece y se va convirtiendo en un cambio grande.
Cuando hay prisas hemos de tener posibilidad de acceso a un lugar y a unos practicantes expertos o saber perfectamente y sin duda qué hacer. Esto lo hemos de ir construyendo cuando la vida todavía nos permite reflexionar, pues si hemos errado mucho será mucho más difícil tener refugio de ningún tipo en adelante.
Si hemos estado mucho tiempo pagando para hacer hospitales para atacar síntomas o resultados de una vida caótica, pues ese será nuestro refugio, a no ser que cambiemos con mucho cuidado antes de que nuestra vida se nos vaya de las manos.

Por un lado tenemos la comprensión que nos libra de pasarnos de estrictos y por el otro lado el temor de no llegar a despegar ni cambiar nunca. El ritmo está entre lo dos.
Además tenemos una tercera vía en medio.
Entre la comprensión, que va de arriba abajo, y la pasión que va de abajo arriba, está la compasión, que nos permite seguir funcionando a pesar de nuestra ignorancia, dudas e infinidad de dificultades.
Si sentimos compasión por el despiste humano, estamos en buen camino.
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Actuaremos con el convencimiento que podemos transformar un “yo canalluelo, estúpido y enfermizo” en un YO Universal en vez de luchar por “Ser alguien” “ganarnos la vida” u otras motivaciones que en la sombra esconden poco reconocimiento y respeto del potencial y naturaleza de un ser humano.
Ala dificultad de nuestro propio cambio consciente podemos añadir la muy probable dificultad de que los que nos rodean no nos comprendan y sigan la inercia mental de siempre, acusando de nuestro problema a la sociedad, a un virus o cualquier otra cosa externa contra la que luchar.
Si ya estamos muy cansados por nuestro propio problema difícilmente estaremos en condiciones de enfrentarnos a creencias, en las que ya no creemos, de nuestra familia y amistades,
Sin tener todavía cultivada unas nuevas y poderosas razones, como las que ha ido desarrollando Michio Kushi y colaboradores, durante muchos años, además de una fe nacida en la propia experiencia, seremos arrastrados con facilidad.

Cuando se llega al punto en el que es urgente una retirada hay que mirar de hacerlo con la mayor suavidad posible, informando de adonde se va, qué objetivos se buscan, el tiempo que se cree necesario y otras informaciones que den tranquilidad.
Los consultores macro nos encontramos a menudo, con personas con gran confusión y temor, además de situaciones muy violentas o amenazadoras con la familia en las que se hace muy difícil la reflexión y el enfoque correcto.
Cada consultor o guía macro tiene sus recursos, según su experiencia y otros factores. Sólo se puede refugiar en su propia prudencia ante la agresividad de nuestro tiempo. Igualmente, quien desee cambiar sus hábitos hacia los macro deberá actuar con prudencia y abstenerse de hacerse demasiadas ilusiones.

Aunque la macrobiótica es un método simple es muy difícil y hay que enfocarlo a muy... muy largo plazo para llegar a tener esperanza de dominarlo algún día. Además hemos de incluir a todos los demás en nuestra práctica. Si la enfocamos para meramente perder unos kilos no llegaremos muy lejos, aunque hagamos dietas muy estrictas durante un tiempo.

Por otro lado, pensar que porque es muy difícil no lo podemos practicar es un error, pues con la práctica se va pudiendo y no paramos de desarrollarnos y mejorar nuestra salud y la de todo lo que nos rodea, aunque en ese camino algunas cosas que nos parecen importantes o valiosas sean destruidas o transformadas.
Si elegimos otros métodos que, pareciendo fáciles, no nos dan el resultado de desarrollar nuestro juicio, habremos desperdiciado nuestro tiempo o lo habremos invertido en crear futuros problemas. Estaremos muy lejos de dar en la diana.
Gran parte de la población no ha cocinado nunca, otros no tienen costumbre de leer o estudiar, reflexionar ni desarrollar actividades intelectuales y ni siquiera son capaces de leer este boletín y mucho menos entenderlo.
Otros tienen costumbre de “darle al intelecto” pero no han desarrollado apenas su cuerpo y se lo pueden tomar con tanta suavidad que no lleguen a despegar nunca hacia un cambio real. Así, hay una infinidad de situaciones diferentes que requerirán actuaciones diferentes y a las que las compañías influirán de uno u otro modo.

A la hora de aconsejar o ayudar a alguien o a nosotros mismos para un cambio, tenemos que ver claramente la condición y nivel de juicio del sujeto. Un niño requerirá un enfoque diferente de un adolescente o de un anciano.

Un cambio suave, a nivel social, depende de una buena información y reflexión previa y de una comprensión de las dificultades de quienes nos rodean.
Si no hay nadie que nos dé esta información, no hay posibilidad de reflexión ni elección.
Aunque la práctica y el camino la ha de hacer y recorrer cada uno, la guía de maestros que han comprobado por sí mismos lo que predican, enseñan indican o recomiendan es la raíz del camino del cambio.
Si en nuestra sociedad no para de aumentar aceleradamente el cáncer y otras enfermedades degenerativas, la criminalidad, la desintegración familiar, el fracaso educativo, etc.…
¿Qué maestros están siendo escuchados en el mundo?

En estos boletines y en la vida cotidiana de la PAM vamos comprobando, dando forma e informando lo que transmiten nuestros maestros macro (Michio, Osawa, etc.) y de otras escuelas de vida. Éstos, a su, vez fueron comprobando y dando nuevas formas para nuestro tiempo a lo que transmitieron sus maestros.
En los medios de comunicación, en los mercados, en las escuelas y universidades, en las familias, en los gobiernos y otros colectivos se ha extraviado mucho el sentido natural humano de la paz, la satisfacción, la justicia, la salud. A menudo se vende un concepto infantil, cuando no violento y destructivo, de lo que significan estos mitos.
Resumiendo:
Se empieza por intentar reflexionar junto con los que convivimos los cambios dietéticos y de estilo de vida a realizar, hacia donde queremos que nos conduzcan y el modo de llevarlos a cabo.

Si estamos cambiando en la dirección correcta nos sentiremos más en paz, aunque no lo estemos haciendo muy bien, que si abordamos un cambio drástico y compulsivo, sin escuchar, leer, reflexionar, debatir con nuestra familia, apoyarse en practicantes expertos y cuidar otra variedad de influencias y factores de los que dependemos.

En casos límite, si no hay más remedio que hacer cambios drásticos y no ha habido oportunidad de la preparación previa ni entendimiento con la familia, es conveniente escribir cual es nuestra decisión de modo que no enfrentemos ni compliquemos la vida a nadie.
Un practicante macrobiótico es tal cuando asume la responsabilidad de su vida, de su muerte y de todo lo que hace, aunque se sea un principiante y se corra el riesgo de cometer errores que en situaciones límite nos pueden mandar a otros mundos.
De todos modos, antes o después nos llega ese momento.

Es mejor experimentar conscientemente el resultado de nuestras propias acciones y decisiones que responsabilizar a nadie de nuestros éxitos o fracasos. A fin de cuentas nadie más que nosotros mismos puede elegir lo que creer. Los demás nos ofrecen lo que creen, aunque sea de un modo agresivo muchas veces.

El conjunto de las personas que nos rodean se desenvuelven en un medio social y de influencias mayor que el nuestro individual.
Hemos de buscar los valores más válidos universalmente para abordar más suavemente y dar sentido a los valores, sentimientos y opiniones válidos sólo a nivel local o familiar.
Si lo hacemos, nos volvemos y volvemos a nuestra familia, a nuestro vecindario y a nuestro pequeño lugar, en algo grande y significativo.

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