Si contamos desde el padre de la macrobiótica, George Osawa y la generación de sus discípulos, como la primera generación de macrobióticos hechos a si mismo, hay tres generaciones más hoy día que han aparecido en familias macrobióticas desde antes de la gestación.
Los primeros (1950-1975), que no han nacido en una familia macrobiótica por no existir como tal, quizá comían muy parecido o mejor que los de tercera generación por no existir en esa época el desarrollo consumista masivo de hoy día.
Los que nacieron ya en núcleos macrobióticos, a partir de los años 75-80 son ahora adultos y algunos ya son madres y padres. Con ello tenemos 2 generaciones nuevas, macrobióticos de nacimiento, aunque no de formación. ¿Qué pasa con éstos? ¿Cómo se relacionan con la macrobiótica? ¿Qué perspectiva de estilo de vida tienen?...
Los padres que hemos sido canales de esa generación de adultitos macrobióticos vemos lo que está pasando.
Normalmente deseamos que esos hijos aprendan las habilidades de vivir y controlar su propia vida, lo que aprendimos y hemos ido desarrollando nosotros antes, pero sin caer en adoctrinamientos educativos ni religiosos, sino que ocurra de modo libre y natural, a su ritmo, a medida que se presentan las situaciones que generan la necesidad de aprender y desarrollar la capacidad de controlar su salud y su vida, aparte de las habilidades y conocimientos sociales usuales (profesionales, oficios, artes, tecnologías, etc.).
Por otro lado, ese deseo conlleva una acción o ejemplo, como vivir y trabajar en temas de macrobiótica para la salud publica, la paz, el desarrollo sostenible, la ecología, etc., en vez de trabajar o trabajando lo mínimo posible en el sistema consumista que genera personas que necesitan cada vez más y más para seguir vivos y entretenidos.
Ayudarles a aprender a controlar su propio futuro.
En la adolescencia, la mayoría de hijos macrobióticos se parecen a cualquier joven, se rebelan para diferenciarse y desarrollar su Ego. Es el proceso natural de desarrollo humano.
Las diferencias están en que se dan cuenta de que ellos no han ido a vacunarse, ni al médico ni han recibido una trasmisión de miedo traumático (en muchos casos, no en todos) materno o paterno. Miedos a la enfermedad, a las guerras, a no ser alguien, a no poder, no saber... El difícil trabajo de sanación profunda que han necesitado superar muchos macrobióticos hechos a si mismos, gracias al poder concentrador, vaciador y limpiador del grano de arroz integral.
Las parejas macrobióticas del los 80 tuvieron también que revisar a fondo todos los valores que eran “sagrados” “a piñón fijo” para nuestros abuelos, sobre todo la pareja, la familia, los hijos y el dinero o profesiones. Aunque muchos, tanto macrobióticos como de otras escuelas holísticas, escribimos sobre ello, noto a faltar textos que profundice en estos temas con una perspectiva macrobiótica. Ello me parece todavía más indispensable para la aspiración a la macrobiótica 2.0, de las comunidades.
No se escribe por escribir. Se escribe y se exponen ideas para los demás con un propósito. En este caso, tengo en mente a mis hijos y los hijos de mis amigos macrobióticos veteranos. Por ello se verán más identificados en este texto y para otros será una mera referencia para perfilar su propia perspectiva.
En los últimos meses he ido recuperando el contacto con hijos de macrobióticos de la edad de mis hijos, de 20 a 30 años. La impresión es que están en la fase en desean aprender con urgencia a controlar su vida, una vez superada la etapa de dependencia paterna. Ya tienen un Ego maduro, son conscientes de ello, saben que son responsables y no saben que hacer. Por lo tanto buscan aprender qué hacer consigo mismos. Qué o cómo llegar a ser. Que hace falta desarrollar para ello. Qué hacer y dejar de hacer. Con quién aprender... Y cuestiones similares.
Tengo la impresión de que mi generación de macrobióticos somos bastante individualistas, quizá por el esfuerzo de no ser arrastrados por la inercia que nos rodea. Eso no quiere decir que la motivación sea individualista. Quiere decir que primero hemos de ocuparnos de nosotros mismos para no cometer errores, ni ser arrastrados y participar en los errores de la sociedad. Luego, una vez nos sentimos en el camino medio, en el que no hay culpas ni apegos ni rechazos, nos podemos ocupar de desarrollar alternativas acertadas para todos. El caso es que no hay ninguna organización ni autoridad social, política o ideológica macrobiótica mundial de hecho, aunque las pueda haber moral o en conocimientos.
Me pregunto si la generación que ha mamado macrobiótica desde el nacimiento la aprenderá y la hará evolucionar en lo que hemos empezado a llamar la macrobiótica 2.0, 3.0, etc. Desde luego, el esfuerzo de sanar el pasado individual que tuvo que hacer cada uno de mi generación ya no la tiene que hacer. Los problemas que tienen son más de su tiempo, de la sociedad del consumo masivo, la tele y el entorno escolar y social. Por una lado buscan ganar dinero, tener una profesión que les de independencia, etc., y por otro están desengañados de la oferta social moderna, tanto en aspectos profesionales como de valores sociales, ideológicos y medioambientales.
Perspectiva
Los abuelos nos hablaban ocasionalmente con miedo sobre las postguerras.. la de España, la de la 2ª Guerra Mundial... El hambre, los abusos de todo tipo. Cómo lo superaron para contarlo, el esfuerzo hecho, el ahorro para el futuro... Cosas que apenas tienen sentido hoy día para la mayoría de jóvenes hasta algunos llegan a ser madres y padres.
Nosotros, los padres, estamos en una especie de guerra. Unos para que sus hijos sean importantes médicos, arquitectos, tiburoncillos financieros y, en general, que tengan mucho dinero para su seguridad y felicidad. Otros padres estilo macrobiótico, para no ser como los otros padres y transmitir a sus hijos la no necesidad, el no miedo y la no preocupación, por llegar a ser uno más de los que sostienen el desarrollo insostenible, el negocio de la enfermedad y de la vida de segunda mano. Cuanto menos importante se sea en este sistema, mejor. A cambio queda el ser alguien aunque se esté desnudo, estar tranquilo con uno mismo, tener ganas de aprender, tener buen corazón y saber librarse intuitivamente, sin necesidad de psicólogos ni religiones, de corrupciones que crean ansiedad e insatisfacción. El siguiente paso es crear el futuro. Trasformar las circunstancias adversas modernas en causas de aprendizaje y desarrollo de una nueva sociedad futura, tal como hicieron todas las generaciones anteriores. En este contexto incluyo la idea de macrobiótica 2.0, como herramienta para perfilar ese futuro de la generación macrobiótica joven.
Mi idea y esfuerzo particular.
Al empezar a tener hijos macrobióticos, hace más de 30 años, su madre y yo ya soñamos con irnos de la ciudad, vivir en un entorno natural y dedicar parte del tiempo a la actividad de turismo educativo y terapéutico. Otros de nuestra generación montaron centros y empresas macrobióticas diversas. También nosotros montamos diversos centros y dedicamos parte del tiempo a difundir la macrobiótica allá donde fuimos a vivir.
Mi esfuerzo en los últimos años responde más al sueño inicial, aunque tras tantos años he tenido que ir adaptando la idea a medida que seguía vivo y, por tanto, aprendiendo.
En los últimos meses, gracias a las modernas tecnologías, he podido contactar y conocer a varios amigos macrobióticos de todo el mundo, tanto de mi generación, como mayores que yo y otros más jóvenes. Aparte de los temas típicos de difusión macrobiótica que van desarrollándose por si mismo, los de la macrobiótica 1.0 (filosofía, sanación, cocina, nutrición, etc.) se habla poco de la macrobiótica 2.0, quizá por ser un tema que está algo verde todavía. Soy de la opinión de que es un tema ideal para la generación de los nacidos macrobióticos ya que incluye el factor de diseño de futuro que dará sentido a lo demás a aprender y desarrollar.
Personalmente puse en marcha el PROA, el Proyecto Aguinaliu. Un deseo personal de pueblo macrobiótico 2.0, que vaya más allá de la filosofía, conocimientos, habilidades, etc. Un proyecto de realización del sueño personal en grupo, como creo que llevan incorporado de nacimiento esa 2ª-3ª generación.
Hace unos años recomendé a mi hija mayor, que ya vivía independiente, que fuera a ver a los amigos macrobióticos de Biospirit y trabajara con ellos un tiempo. Según me dijo luego, fue una experiencia refrescante y protectora, como de volver a su casa de toda la vida. Lo que se aprende de niño no se olvida, solo hace falta estudiar, reflexionar y ponerle palabras para entenderlo. Me gusta mucho la idea de que nuestros hijos adultos, los de mi generación, nos puedan visitar y pasar temporadas aprendiendo y perfilando su propio futuro en los entornos con los que tienen familiaridad desde niños. Esa unión de satisfacción o gozo de unir jóvenes macrobióticos con ganas de crear futuros, con la sabiduría y experiencia de los de mi generación, puede fecundar y desarrollar la macrobiótica 2.0.
Pensaba el Proyecto Aguinaliu para mis 5 hijos y nietos, pero eso incluye a todos los jóvenes macrobióticos de la edad de mis hijos. Estaré aquí esperando receptivo a éstos, salvo cuando me voy de viaje, como este próximo mes de febrero y marzo que me voy a Brasil a ver que puedo hacer allí para seguir desarrollando un futuro macrobiótico y sostenible en el mundo, como han hecho y siguen haciendo mis maestros y amigos macrobióticos y de otras escuelas.
Ver más sobre el tema en:
http://phiyakushi.wordpress.com/2010/08/05/macrobiotics-2-0/
http://macrobiotica2.blogspot.com/2010/10/encuentro-con-phyia-kushi-y-otros.html