miércoles, 12 de octubre de 2011

¡HAGÁMOSLO! Dejar de trabajar

En una reunión con Michio Kushi, en Tenerife en 1996 estábamos varios macrobióticos veteranos, médicos, profesores, terapeutas, educadores… Se expusieron bonitas ideas de unirnos en el esfuerzo de normalizar la macrobiótica (que se enseñara en la universidad y las escuelas, que fuera normal en la calle…). Michio K. escuchaba mientras comía parsimoniosamente y decía de vez en cuando ¡Hagámoslo!

Lo mismo digo ahora.
Llama y escribe mucha gente desde hace mucho tiempo buscando “trabajo” en el PROA. Trabajo viene de “traba”, de obstáculo. Para ser un mandado y un esclavo ya está  el llamado “sistema”. El PROA no admite trabajadores esclavos. O se es un socio o colaborador, consciente, participante y responsable de sus acciones y de la parte del PROA que asuma o se es un estudiante de Macrobiótica-el Orden del Universo, o las dos cosas.
Muchos, no todos, repiten el mantra…”¡Oooh, mucho trabajo!”, como si fuera algo desagradable, un obstáculo. Sin embargo yo veo.. ¡¡Uuum, muchos años de estar entretenido!!... O, mis amigas/os artistas, que ven obras de arte en un montón de objetos antiguos de todo tipo, con sólo añadir un poco de limpieza y algún retoque. Esto incluye no solo objetos, también  las casas, habitaciones, espacios, perspectivas…

A veces suelto el concepto de “terapia constructiva”, concepto que pueden entender muy bien los artistas y rehabilitadores que tienen despierto el ojo de la belleza.
Cuando yo vine a esta zona, a ayudar en otro proyecto de pueblo ecológico, decía lo mismo… “Mucho trabajo”, pero a los 10-15 días ya no importaba el “mucho” y simplemente era “trabajo”. Unas semanas más y dejó de ser trabajo para ser actividad, y unos meses más tarde, cuando empecé a estar en buena forma y olvidar el estrés social,  pasó a ser actividad placentera y creativa. Es ese momento o nivel de cambio a positivo de mi proceso personal, se empezó a sumar gente y todo empezó a fluir de modo fácil y natural. Las dificultades eran eso, meras dificultades que se irían resolviendo cuando tocara. Se veían, se ponían en la lista para irlas perfilando tranquilamente, y a seguir con lo que tocaba ahora.
Algo parecido cuentan los que han hecho el Camino de Santiago. Empieza siendo duro por nuestras durezas y cada vez se va haciendo más mágico y sin nada de durezas, aunque los kilómetros sean los mismos cada día. El que hace el camino en taxi no experimenta lo mismo que andando 30-40 días.

El que no ha hecho o no recuerda esta experiencia se agobia fácilmente y yo sólo llevo 3 meses y medio en Aguinaliu y todavía estoy ocupado en recuperarme del cansancio de los más de 10 años de vida social “trabajando”. Un peñazo enfermante

En el otro proyecto, el de la época de Pano (ver FB: https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1295542108256.2039657.1221422408&type=1 ) se hicieron socios unas 150-200 personas en 2 años, cada vez más rápido, a medida que yo, y otros amigos que se apuntaros a residir, dejamos el estrés, los agobios, las prisas y… el trabajo.

Dejar el trabajo no es estar inactivo, es estar muy activo, entretenido y divertido con lo que se hace. Si parí un proyecto de pueblo en vez de un mero centro macrobiótico o de otro nombre es porque un pueblo ofrece una mucho mayor posibilidad de actividades para estar entretenido. Si además lo unimos a una idea de globalidad, de estar conectados y colaborar con otros proyectos, con las universidades, etc., el índice de posibilidades de “hacer” para estar entretenido en un proyecto de mundo mejor, es casi infinito.

Si ha leído esto, el futuro interesado en participar en el PROA, seguramente seguirá viendo “Oooh. Mucho trabajo”, al llegar y quizá ahora verá en mi mirada un… ¡Paciencia!
Estoy seguro que dentro de algunas semanas o meses verá en mi mirada un ¡¡Siii. Fantástico!! Y no sabrá si me estoy burlando o lo digo en serio porque estoy muy contento… Osawa le decía a quien se le presentaba con cáncer ¡¡Aaah. Magnífico. Ahora tiene una gran oportunidad de cambiar su vida profundamente!!

Genere y cultive el deseo de cambiar su vida y la vida en el mundo y entenderá perfectamente el PROA y se sentirá cómodo, al menos espiritualmente cómodo primero y físicamente más adelante. Yo estoy dispuesto a acomodarme  y dejarme cambiar por los que vienen para “hacer pueblo macrobiótico” en beneficio de este planeta y la evolución de la humanidad. Mis dos eco-vecinos también.

Aprovecho para sumarme a lo del 15-O para acabar con el sistema injusto, contaminante y caótico que domina el mundo. Estaré cantando  ese día, pero estoy en ello y me esfuerzo en ir creando salidas y alternativas nuevas, justas, ecológicas, pacíficas, saludables, etc., como se aspira con el PROA.

Ya he instalado la eco-calefacción para mi y para quien venga con el frío.

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